sábado, 15 de febrero de 2014

B/SS 49 Behobia San Sebastian 2013

Reconozco que después de las grandes sensaciones con las que mede en la edición de 2012, la edición de 2013 tenía el listón muy alto para que acercarse a lo vivido el año anterior; por otro lado, después del mal sabor de boca que me quedó en la de Bilbao nocturna, llegué a mi segunda Behobia San Sebastián con sensaciones enfrentadas, por un lado había ganas de hacer una carrera bonita y bien organizada y por otro, el buen recuerdo del año anterior y la imposibilidad de correr este año de mi compañero de viaje (y de portada del periódico) del año anterior Iñaki, me hacían afrontar la carrera un tanto desmotivado.

La camiseta  (muy chula) 


Después de la carrera de Bilbao, creo que por la mala leche que hice, estuve entrenando fuerte y muchos días, probablemente demasiados por que llegué, creo yo que pasado de vueltas, en cualquier caso todo esto no son mas que excusas que, una vez pasado un tiempo de la carrera (por eso me gusta dejar reposar las careras antes de escribir sobre ellas), igual pueden servir para acallar a mi ego que se lamenta de haber hecho peor tiempo que el año anterior, pero no empañan el buen recuerdo que guardo de la carrera que, una vez mas, compartí, aunque solo sea al inicio y después de la llegada, con mi amigo Ramón y el grupo de corredores con los que suele entrenar él habitualmente por Donosti.


Este año, como ya he comentado, Iñaki e Iriana no pudieron venir por lo que el viaje desde mi casa hasta la casa de Ramón, que se había erigido como el centro de operaciones del grupo de corredores, lo hice solo ya que en esta ocasión Ali no se animó a venir con los peques por que parecía que iba a hacer un día de lluvias complicado par estar con ellos por ahí.


 Ambientazo
El domingo de una Behobia San Sebastián, no es un domingo mas, no te levantas tranquilamente a desayunar te vistes y te marchas, no, ese día, por  lo menos para mi, es especial, todo lo que haces desde que te levantas hasta que vuelves a casa con la medalla está cargado de un compenetre emotivo que te hace estar todo el día de buen humor, debe ser que tu cuerpo sabe que van a pasar de visita por allí las famosas endorfinas y antes de que las estén se produce el bienestar que ellas provocan, un efecto bienvenido Mister Marshall bioquímico.

Ese día Donosti, toda la ciudad, es la carrera, por la calle se respira el ambiente que, como he comentado antes, posiblemente por el efecto de esas endorfinas, es de  buen rollo a todo los lados a los que miras, supongo que los que compiten para ganar tendrán otras sensaciones mas relacionadas con el estrés y la ansiedad, pero como esos son minoría, probablemente se contagien del resto.
Digo esto por que el barrio de Ramón, esa mañana estaba rebosante de buen rollete, o eso recuerdo, igual que su casa, a la que ya habían llegado Rodrigo y Javier y se estaban preparando los dorsales, esparadrapos pomadas etc., los rituales previos de las carreras.

Los corredores

A la salida nos acercó Lorena, sin un atasco ni un problema para llevarnos hasta prácticamente 500 metros de la salida, donde, en un parking de un supermercado, (chapeau a la organización y a Lorena) nos bajamos, nos quitamos las sudaderas y nos despedimos de ella para afrontar la carrera cada uno en el cajón de salida que le correspondía.

La salida de la carrera se organiza por los llamados “cajones de salida” que no es otra cosa que la división de los horarios de salida de los corredores asignando a cada uno una hora en función del tiempo que acredite, ya sea en alguna Behobia San Sebastián de ediciones anteriores o en algunas otras medias maratones, a mi este año me había tocado un dorsal rojo con salida a las 10:17 exactamente, pero no nos dio tiempo a llegar y tuve que salir en un cajón posterior, lo que no es ningún problema pero que, por el hecho de intentar llegar al cajón de mi hora provocó que hiciese toda la carrera en “solitario” (todo lo solitario que se está en una carrera de 25.000 participantes) y creo que fue un error, debería haber ido con los compis con los que llegué allí, por lo menos un rato y al de un rato pues ya cada uno a lo suyo, visto después creo que podríamos haber hecho la carrera completa Javier y yo juntos, ya que me sacó una par de minutos y creo que podría haber ido en ese ritmo.

A mitad de camino 
Como he dicho fui todo el recorrido “solo” y, probablemente por el recuerdo del año anterior, cada kilómetro que pasaba me faltaba algo, mi amigo Iñaki estuvo presente toda la carrera y a la vez no estaba así que, como digo, disfruté, disfruté con la gente con el paisaje con los niños de las cunetas con los que choque la mano mil veces pero el ritmo hubo un momento que no pude o no quise mantener y creo que en el kilómetro 13 o 14 decidí que daba igual, que ya que estaba allí , pues a llegar, pero que el tiempo y el ritmo no importaba… igual fue una buena decisión, ya se sabe que a todos nos gusta mejorar y superarse a uno mismo, pero este año la lectura fue otra, llegué a la meta, no voy a decir que sin sufrir, pero llegué muy entero, podría haber seguido un buen rato, de hecho Kepa, el primo de Ali que se había acercado por allí con unos amigos y con el que después conseguimos vernos, tanto yo como Urko, otro primo que había ido a correr, me comentó que así me vio llegar, relajado.

 Relajado???

Pues bien, creo que es otra forma de leer la carrera, ese año llegué a la carrera con mas de 200 kilómetros mas de entrenamiento acumulado que el anterior y hablando con Aitor (con quien podría haber ido todo el camino por que me saco medio minuto, una pena no haber quedado en la salida) igual llegaba pasado de entrenos, no sé, estuvo bien, pero fue distinto.

Trabajo hecho
 Tristemente la edición de ese año no se va a recordar como el año que ganó Pedro Nimo, un corredor “veterano” y por lo que parece muy majete, se recordará como el año en el que murió Arantza Ezquerro, la chica de Zizur (Navarra) que, a pesar de ser corredora habitual, sufrió un colapso y cayo a escasos 5 kilometros de llegar, una pena.

Este año , como no había venido Ali ni los niños, volvimos al centro de operaciones, nos duchamos y, en mi caso volví a casa, ellos se fueron a comer, como hacen todos los años y a hablar de la hazaña.

La siguiente carrera fue el memoria Itziar López de Getxo, al que el SBKT se presentó casi al completo y para el que, en principio iba a tener listas unas preciosas camisetas… en la próxima entrada.



3 comentarios:

  1. Este año es el año de la behobia, será mi primera vez, así que lo haré despacito y buena letra

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  2. Porres monstruo..... este año a volver a disfrutarla

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  3. ¿Quien eres? me encantaría conocerte...
    o reconocerte

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