Camiseta del Evento (flojita por cierto)
Finalmente Iñaki se echó atrás pero Ramón y yo, que si nos habíamos sacado el dorsal (no como él) si que fuimos y aprovechando el evento, Ramón y Lorena nos invitaron a pasar el fin de semana de la carrera a su casa de Irún; así que allí que nos fuimos toda la familia (el equipo A) para conocer Irún y de paso hacer la carrerita el domingo.
La verdad es que el plan para el fin
de semana estaba fenomenalmente planteado, con amigos, visitando sitios bonitos
y trotando un rato el domingo... lo único que no pudimos planificar fue lo que
al final nos chafó un tanto el fin de semana; no dejó de llover ni diez minutos
durante los dos días, aún así, el fin de semana estuvo muy bien y será algo que
posiblemente repitamos (si nos invitan de nuevo claro) aunque ya no será a Irún
dado que se han mudado a Donosti, que por otra parte hará mas sencillo el viaje
para esa carrera en futuras ocasiones... (Ramón, Lore, si lo leéis, que sepáis
que ya me estoy apuntando para el futuro ;-) ).
Apenas habían pasado dos semanas
desde la de Vitoria y, la verdad, creo que las piernas no se recuperaron bien,
tuve problemas durante las dos semanas en la pierna derecha que me obligaron a
pasar por el fisio (Rakel, la fisio de Lekunberri) para que me tratase de
desbloquear la pierna para poder salir en la carrera.
Al final el sábado a la mañana para
Irún que nos fuimos, llegamos prácticamente a la hora de comer para lo que Ramón,
como buen anfitrión korrikolari, había preparado una perola importante de pasta
que nos pulimos gustosamente todos, excepto Ramón, que a pesar de meterse un buen
plato para el pecho, se quejó, como inconformista que es, de que picaban, se
quejaba a si mismo pues había sido él el cocinero.
Por la tarde, a pesar de que no dejó
de llover, armados con buenos paraguas para defendernos de la lluvia, nos
animamos a ver un poco Hondarribi aprovechando que estábamos allí, que no lo
conocíamos y que, como pudimos comprobar es un pueblo muy bonito, merece la
pena visitar.
La jornada previa, como he contado,
fue muy tranquilita, paseo por el pueblo y juegos con los pequeños en su casa
hasta la noche, la verdad es que pudimos descansar bastante bien para la
carrera del domingo.
El domingo cuando sonó el despertador
y me asomé por la ventana parecía que se caía el cielo sobre nuestras cabezas, el
panorama no animaba nada y comprendo perfectamente la quejas que me lanzo Ramón
cuando se levantó y me informó de que si no hubiese estado yo allí, él no
habría ido a la carrera. Mas tarde lo agradecería pues hizo la mejor carrera de
fondo que había hecho hasta el momento.
A pesar de ello, nos animamos y tras
desayunar un poquito fuimos para San Sebastián a ver que tal se nos daba,
aparcamos cerca de la estación de topo (el tren de cercanías en Gipuzkoa) que
estaba como a kilometro y medio de la salida, y por el camino hasta la salida,
fuimos trotando pero sin desgastar que lo que esperaba tenía pinta de que iba a
ser complicado, aprovechamos también para tomarnos un cafecito caliente en un
bar por el camino, respondiendo a la petición
que tras hacer ese pequeño tramo el cuerpo nos había hecho para pelearse con la
intensa lluvia que no dejaba de caer.
Una vez mas, allí estábamos en la línea
de salida, entre unos cuantos mas, dando los típicos saltitos que se dan para
tranquilizarse, dispuestos a disfrutar todo lo que se pudiese de la jornada.
Salida del evento (Ramón y yo a la derecha)
Como norma habitual, suelo correr con
el teléfono móvil que, por un lado lleva la aplicación que va midiendo el
recorrido y va avisando por los auriculares cada kilómetro del ritmo que voy
llevando, y además, suelo ponerme podcast (emisiones de radio descargadas de
internet) que me hacen compañía durante el trayecto que normalmente suelo
alternarlos entre programas de Milenio 3 de Iker Jimenez y el espacio en blanco de Miguel
Blanco, ambos relacionados con temas del misterio y así. Resulta que en esta
ocasión el azar quiso que el programa que llevaba en los auriculares era un “espacio
en blanco” que centraba exclusivamente en la descripción e historia de los
infiernos de las distintas culturas, programa muy interesante que durante el
tiempo que el móvil estuvo operativo, pues a mas o menos la mitad de la carrera
el agua lo estropeó, hizo que el autentico infierno de tormenta que estábamos pasando
durante la carrera fuese menos duro comparando con lo que estaba escuchando.
La carrera fue muy dura por culpa de
la lluvia y el viento, especialmente en una zona en la que se salía al paseo marítimo
de Donostia que no había donde resguardarse de nada, de hecho pille a dos
corredores haciendo un “abanico” detrás mío, resguasdándose del viento conmigo,
algo que en un primer momento me pareció solo curioso pero que después de
pensarlo un poco (mientras corría la verdad que mucho no me daba para pensar)
me sentó mal, les recriminé que lo hicieran y les obligué a apartarse.
Con bastante esfuerzo llegué al
kilometro 17 controlando los dolores de
la pierna derecha y con curiosidades varias por el camino como que un corredor
con claro sobrepeso me pasase y me dejase atrás con facilidad, algo que toca el
ego del corredor, o ver como un corredor llevaba a su hermano en silla de
ruedas y participaban ambos.
Bebidas por el camino
En el tramo final de llegada, en el
último kilómetro, me recuperé un tanto y adelante a unos cuantos hasta situarme
otra vez junto a la liebre de 1:40 que es con la que finalmente entré en meta,
mi tiempo fue 1:41:11, por lo que parece salí antes que la liebre por que entré
en meta junto a él.
En cualquier caso en esta ocasión si
que me sentí mas satisfecho que en vitoria de haber llegado en esa marca por
que, por un lado era el objetivo que me había planteado y por otro había tenido
bastantes problemas con la pierna con la lluvia y el con viento.
Llegada a meta.
Por su parte el equipo logístico (Ali
y Lorena con los peques) había sufrido mucho también con tanta lluvia para
llegar a tiempo a vernos entrar en meta, pero esta vez si que estuvieron allí,
lo que fue muy emocionante y les agradezco un montón (de nuevo).
Tras esta carrera decidí que me
vendría bien bajar un poco el pistón, el mes de mayo había sido fuerte
compitiendo en dos medias maratones y se acercaba el verano que, por lo que me
habían contado, era una época complicada para mantener el ritmo por el calor y
las vacaciones.
No volvería a competir hasta
septiembre en la media maratón de Plazaola, que se corría exactamente un año después
de mi primer entrenamiento.
Escuchando a Iker Jimenez....., tú si que das miedo tio. En la siguiente entrega explica pf cómo hacer para que aún siendo el mas feo siempre te saquen fotos en los periódicos....
ResponderEliminarEscucho a Iker por que es el único que me comprende ;-) y lo de las fotos... pues eso, fenómenos paranormales.
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